jueves, 1 de diciembre de 2011

Mar seco.


Enciende mi oscuridad lentamente,
incendia o arropa
un corazón o celda
sin letras blancas que posar en la sangre,
diamantes o niños
que valen tanto que nunca reflejaron la luz,
luego escapan
y son como una sospecha
vista por el fuego entre la vena más solitaria,
inevitable extinción de la verdad
como espada que endulza las orquídeas,
es como saber que la soledad con boca
es de mi hambre la carne,
de mi furia la sangre
y de mi sexo la puta.

Lleva mis pies bajo lunas llenas
sin tacto estéril,
mi boca entre pájaros
reflejos de una mancha desnuda
que deja conversar libre al viento ciego,
y mi corazón
cerca del insinuoso jadeo
que pliega entre los pechos al aire.

En el centro o esquina sin párpado abierto,
ramas, torres y centavos,
obligan al descanso a ser otra marioneta
sin nombre palpable
de billete o palacio o árbol entero.
Rodeada de tantas lágrimas
que serán dentro del próximo cielo
un trozo de mar seco,
una muchacha
necesitada de amor mortal,
viéndose en la sed
como agua insuficiente a los sueños abiertos,
pregunta si la sangre podrá ser transparente
para amar a la luna desnuda
en donde el alto azul ve al odio

resbalar sobre su vientre desde abajo.

2 comentarios:

  1. Malditas esas palabras que dicen todo, maltitas palabras que son parte de tu ser. Pero que solo tú eres capaz de darles un sentido, y una expresión. Vacan, voy a revisar más seguido este sitio.

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  2. me voy acortar las venassss bien esas palabras

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Claustro,
mi más propia catástrofe,
mi más vacuo querer ser,
o no estar,
o estar sin ser ni lugar,
o querer sin estar,
o tener sin mar,
o amar sin color ni sueño...

Buenas noches...